Los relatos de mi abuela: en homenaje al día de la mujer.

María Duilia Henao














“Las Mujeres que Nos Forjaron”

Siempre fui muy curiosa, cuando era una niña mi pasatiempo favorito eran las historias de mi abuela. Podía pasar horas escuchando sus relatos, imaginándome sus vivencias, como si viajara a través de ella y conociera a mis antepasados, a la historia que forjo a mi familia y a toda una serie de sucesos por los cuales gracias a ellos estoy hoy aquí.
Es un honor para mi, publicar algunos de los tantos recuerdos que marcaron su infancia para que no queden en el olvido...

Mi Bisabuela y su lado místico: 

Una Mujer que Trajo al Mundo Incontables Vidas 🌿👩‍🍼🚬

En las tierras fértiles de Calarcá, Armenia, nació María Duilia Henao, mi bisabuela. Una mujer cuyo nombre trascendió generaciones y cuyas manos trajeron al mundo a incontables vidas. Su nombre lo heredó su hija, mi abuela, como parte de su legado, pero su historia es única, tejida entre la naturaleza, la lucha y el amor.

Desde joven, su conocimiento sobre las plantas la convirtió en una figura respetada y conocida. La llamaban desde las fincas, a veces en plena noche, para asistir partos. Montada a caballo, con su bolsa de hierbas y su temple noble, llegaba a tiempo para recibir a los recién nacidos. No era solo partera, era curandera. Sus remedios con plantas aromáticas aliviaron a muchos, y sus manos firmes y sabias fueron las primeras en sostener a más de un niño en su llegada al mundo.
Pero la vida no siempre fue generosa con ella. Tras la muerte prematura de su esposo Pompilio, mi bisabuelo, la pobreza golpeo muy fuerte. Sin embargo, su riqueza no estaba en lo material, sino en la bondad de su alma. Criar sola a sus siete hijos fue una prueba de resistencia, y aunque el hambre acechaba, nunca permitió rendirse. 
Mi abuela recuerda días en los que la única comida era la cáscara de papa frita, con una pizca de sal, pero también recuerda la dignidad con la que su madre enfrentaba cada día. Lavaba ropa en las fincas, vendía arepas en un pequeño puesto y nunca dejó de luchar.
A veces salía su lado más místico, practicando la tabacomancia, un arte antiguo que le permitía leer símbolos y señales en la forma en que el tabaco ardía y sus cenizas caían.

Su canción favorita era Las Acacias, y al escucharla, parecía que su alma viajaba en el tiempo, recordando quizás los amores, las risas y los dolores que marcaron su vida.
María Duilia Henao fue más que una mujer; fue un pilar, una guía y un testimonio viviente de que la grandeza no se mide en riquezas, sino en el amor y la fortaleza con la que se enfrenta la vida.






"salvos por pocos minutos"⏰

Narra mi abuela que cuando ella era pequeña, Colombia vivía una guerra civil entre dos partidos: Los Liberales y Los Conservadores. Cuya rivalidad suscitó una gran violencia y un golpe de Estado que tiñó de sangre al país, dejando a su paso muerte, miedo y desesperanza.

Una noche, circularon rumores sobre la aproximación de la guerrilla al pueblo. Aunque tales voces eran solo rumores y, de ser ciertas, tomarían días o incluso semanas en materializarse, el presentimiento de mi bisabuela los alertó:

¡Tenemos que irnos ya! —exclamó, con urgencia—. ¡Si no nos escondemos de inmediato, la guerrilla llegará y acabará con todos nosotros! -
Sin saber a dónde ir, despertó a sus hijos y, en plena madrugada, subieron a una loma y se ocultaron entre unos matorrales, aferrándose unos a otros, mientras la angustia recorría cada parte de su cuerpo. 

Desde su escondite, temblorosos, en silencio y con tan solo el reflejo de la luna como cobijo, fueron testigos del horror. La guerrilla había llegado pocos minutos después, arrasando con todo a su paso. No hubo piedad. Solo gritos, disparos y dolor. 
Entre las víctimas estaban siete integrantes de una familia vecina, amigos cercanos de ellos. Nadie sobrevivió… salvo un niño de apenas dos años, que logró esconderse bajo una cama mientras afuera ocurría la tragedia.
Cuando mi abuela cuenta estas historias, sus ojos aún reflejan el espanto de aquella noche. La guerra, con sus cicatrices imborrables, no solo destruye cuerpos, sino también almas. Y aunque los años pasen, el dolor de la guerra nunca se desvanece del todo...



Una taza de cafe y un giro inesperado ☕️☠️ :

Era una tarde tranquila. Pompilio, mi bisabuelo, un hombre querido y respetado por todos, preparaba una gran olla de café para la familia, como era su costumbre. Aunque él no tenía ganas de tomar en ese momento, sirvió una taza a cada uno y se sentó a compartir la reunión familiar al rededor de la cocina.
Cuando la charla llegó a su fin y los demás se retiraron, Pompilio notó que quedaba un pequeño sorbo de café en el fondo de la olla. Decidió verterlo en su taza para beberlo más tarde. Pero al hacerlo, un escalofrío recorrió su cuerpo: allí, en el fondo de la olla, yacía un  gusano, considerado muy letal y venenoso para aquel entonces.
Su grito desgarrador rompió la calma de la tarde. La familia, alarmada, corrió hacia él. Pálido y con la voz entrecortada, Pompilio apenas pudo pronunciar las palabras que todos temían:
—El café esta envenenado!
El terror se apodero de todos, lágrimas, gritos de angustia, oraciones y abrazos desesperados. Pompilio, con el alma hecha pedazos por la culpa, reunió a su familia y, con el corazón oprimido, les suplicó perdón. No podía permitir que toda su familia muriera. Tomó la taza que había apartado para después y, con determinación, la bebió de un solo trago.
—¡Si mis hijos mueren, yo muero con ellos! —dijo con voz firme, resignado a su destino.
El tiempo se convirtió en una espera insoportable hacia el fin. Miradas llenas de miedo, manos temblorosas, el silencio aterrador solo interrumpido por la respiración acelerada de quienes esperaban su último aliento. Pero los minutos se volvieron horas… y el veneno nunca hizo su efecto. 
Seguían con vida. 
No hubo síntomas, ni dolor, ni muerte aquella tarde. Lo que parecía una tragedia se transformó en un milagro.
Habían sobrevivido.
Desde aquel día, la historia del café envenenado por un letal gusano, quedó grabada en la memoria de mi abuela, no solo como un recuerdo impactante, sino como el más grande testimonio de amor de su padre, que estuvo dispuesto a entregar su vida junto a ellos.

Pompilio López 


Aquí algunas de las tantas historias que aun siguen vividas en los recuerdos más lejanos de mi abuela, que comparto con todo el cariño y el respeto que merecen. 
👉 Si te ha parecido interesante, te animo a compartir, no cuesta nada y es de gran animo para seguir.
Muchas gracias por llegar hasta aquí...
TE ABRAZO FUERTE 💜 
Heidy Johanna Enciso Daza 



Comentarios

  1. Huyyyy que emocinante poder vivir ese recuerdo es como si hubiese estado alli...como si fuera un recuerdo de sangre ....muchas gracias

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    1. Primo querido es un recuerdo de sangre tal como dices! Los relatos de los abuelos son reliquias, me alegra que te haya gustado ✨✨

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  2. Que historias tan dramatica y triste gracias sobrina por darnos la a conocer a los nietos y bisnietos que sin imaginarnos que existía esa historia de mi abuelo pompilio Dios te bendiga siempre

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    1. Muchas gracias por tu comentario! yo con todo el amor, para mí es un honor escribir sobre anécdotas familiares 💝

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  3. Que bella historia, que legado más grande nos dejaron nuestros abuelos. Saber que la historia se repite y nunca aprendemos de nuestros errores, ni de las guerras pasadas. Un abrazo grande

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